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Trucos para que la hora de comer sea un momento feliz

Uno de los desafíos de estar en casa en cuarentena, puede ser la hora de comer. Desde planear un menú variado y saludable para toda la familia, hasta lograr que los más pequeños se alimenten bien.

Como regla general, cuando llegan las dificultades a la hora de comer, hay que aplicar el sentido común y no desesperarse pues es un proceso de aprendizaje que toma tiempo pero que perdura por lo tanto el esfuerzo vale mucho la pena!

En los siguientes párrafos te daremos consejos para ayudarte a responder algunas de estas preguntas: ¿Cómo conseguir que se coman su comida?, ¿existe algún secreto para que los niños se atrevan a probar alimentos nuevos y beneficiosos para su salud?, ¿cómo conseguir que se coman su comida? ¡Revisémoslos!

Hora de comer: siempre es un buen momento para disfrutar en familia con estos consejos.

Predicar con el ejemplo:

Predicar con el ejemplo, es decir, no puedes pedirle a tu hijo que coma fruta si tú nunca la comes, por lo tanto, si quieres que tu hijo coma saludable debes hacerlo primero tú, y desde entonces explicarle los beneficios que tiene para la salud, comprándola regularme y disponibilizándola en una frutera para toda la familia. 

De ésta forma, se hará rutina su consumo y es entonces, cuando podemos esperar que se instaure el hábito

Presentar la comida de forma atractiva:

Que invite a probarlos y que capte la atención del niño y se vea apetitoso, probando diferentes formas de las más simples a las más complejas. Por ejemplo; presentando el alimento separado de otros, entero, picado, rallado, en una preparación que ya es habitual o de manera más entretenida. La estrategia es probar diferentes formas y con naturalidad entender que cada intento es un paso adelante.

Con paciencia y sin castigos:

La paciencia será clave. Durante la etapa en que los niños se demoren en vencer el natural rechazo inicial a los alimentos nuevos, por no conocer su sabor, aroma, textura, color es necesario que lo intentes al menos 10 veces, sin forzar ni presionar, acercarlo a familiarizarse con ellos a través del juego, de tocar, de oler, de preparar una receta fría que lo contenga los alimentos que el niño aún no se atreve a probar, hasta que llegará el día en que accederá a comerlos, y entonces dar un tiempo extra para que su ingesta pasa a ser habitual.

Todos tenemos preferencias, los niños también:

Asumir que todos tenemos preferencias individuales por ciertos sabores más que otros, y al igual que a los adultos, quien se lleva la preferencia mayor es el sabor dulce, o por los sabores más intensos, por lo tanto, la estrategia central en esta etapa es retrasar la oferta de alimentos endulzados artificialmente o con exceso de sal, debido a que una vez ofrecidos la competencia se hace más difícil para lograr que prueben alimentos en su estado natural que es nuestra primera meta.

Ofrecer porciones adecuadas a la edad:

Recordar que los tamaños de las porciones de los niños son menores, por lo que si un niño crece y se desarrolla normalmente, que si no se ven fatigados y su nivel de energía y concentración es adecuada, pero como padres creemos que comen poco, quizás tengamos una expectativa errada de la cantidad que debe comer. La clave es garantizar que la oferta en términos de variedad de los principales grupos se cumple y que el ambiente es propicio para que coman hasta satisfacer sus necesidades personales.

Finalmente, siempre comer un ambiente tranquilo y de mutua confianza. Nunca engañar a los niños enmascarando un alimento que aún no accede a probar con otro que ya le gusta, pues éste simple acto de mezclar lo pondrá a la defensiva, mostrándose menos dispuesto a probar alimentos nuevos haciendo mucho más difícil el proceso de aprendizaje.

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