Tan esperando como la llegada del verano, es la cosecha del durazno! Fruta característica de esta temporada de calor, piscina y picnics al aire libre. En el post de hoy te contaremos de algunas razones para que la prefieras.
Algunas de las propiedades y beneficios del durazno son: contribuye a prevenir enfermedades degenerativas, protege nuestra piel, combate la retención de líquidos, previene la anemia y es una fruta beneficiosa para personas con hipertensión.
Su origen viene desde Asia, específicamente de China, aunque hoy se cultiva casi en todo el mundo.
Beneficios de consumir durazno
- Es rico en agua, por lo que se recomienda especialmente para personas que toman poca agua o que practican deporte o tienen una vida activa.
- Los duraznos aportan buenas cantidades de vitaminas A, del grupo B y C, que nos protegen ante radicales libres.
- Es un alimento con un nivel calórico bajo, por lo tanto, es ideal para todo tipo de personas, incluso para aquéllas con sobrepeso o diabetes.
- Tienen potasio, para favorecer un buen funcionamiento del sistema nervioso y cardiovascular.
- El bajo aporte en sodio del durazno hace que éste sea una fruta ideal para personas con hipertensión arterial.
- Su contenido en fósforo favorece la correcta formación de huesos y dientes.
- La acción antioxidante de los betacarotenos (principalmente en su piel) ayudan a reducir el riesgo de sufrir enfermedades como el cáncer.
- Por su aporte en magnesio nos ayuda a prevenir la hipertensión, problemas cardiovasculares e incluso diabetes.
- El hierro que contienen los duraznos, junto con la vitamina C, ayudan a prevenir la anemia ferropénica.
- Nos ayudan a mantener cabello, uñas y piel sanos y jóvenes.
- Gracias a su contenido en antioxidantes nos ayuda a cuidar nuestro sistema inmunológico y a aumentar las defensas.
- La fibra que contienen los duraznos ayuda a prevenir peaks de azúcar en sangre, por eso es una herramienta excelente para mantener unos niveles de glucemia adecuados.
¿Cómo saber si un durazno está bueno para comer?
La piel debe ser de tono rosáceo y amarillo, sin partes verdes, contener la “pelusa” característica de esta fruta y no tener golpes, ni cortes. La zona del durazno que está en contacto con el árbol también nos indica la madurez de la fruta: si tiene un color más naranja o rosado, está maduro.
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