En el juego no estructurado los niños participan en un juego abierto que no tiene un objetivo de aprendizaje específico. A diferencia del estructurado, el juego no estructurado no está dirigido por un adulto, por lo que los padres, profesores y otros adultos no dan instrucciones. Tampoco tiene una estrategia concreta.
El juego no estructurado suele denominarse informalmente “dejar que los niños sean niños” o “simplemente jugar”. A veces, también se le puede llamar “juego libre” o “juego propio”.
Juego dirigido por los niños
En lugar de tener un propósito, el juego y las actividades están dirigidos por el niño, lo que a menudo conduce a un juego creativo e improvisado. El juego no estructurado no significa necesariamente que el niño juegue solo. Los compañeros de juego en forma de compañeros, hermanos e incluso los padres pueden participar en el juego no estructurado.
La principal diferencia es la intención final. Por ejemplo:
- Construir una ciudad de forma libre con bloques es un juego no estructurado. Seguir las instrucciones para montar un juego de Lego es un juego estructurado.
- En ambos casos, ninguno es más importante que el otro. Ambos son necesarios y satisfacen necesidades básicas en el desarrollo de la primera infancia.
La importancia del juego no estructurado
El juego no estructurado es importante para un niño porque le da una sensación de libertad y control. También les permite aprender sobre sí mismos, sobre lo que les gusta y lo que no, e incluso cometer errores sin sentirse presionados o fracasados. Muchos expertos consideran que el juego no estructurado es una parte necesaria de la infancia.
Para que los niños aprovechen al máximo el tiempo de juego no estructurado, asegúrate de tener a mano materiales -juguetes apropiados para su edad-, un espacio que permita crear sin límites, y tiempo para disfrutar.