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Cómo favorecer y apoyar el desplazamiento en bebés

¿Sabías que el desarrollo de la motricidad es clave para el desarrollo cognitivopersonal y socio-afectivo? Así es. Al nacer, la estructura cerebral ya viene preparada en determinadas áreas motoras, que serán las que dominen el movimiento, tanto grueso como fino.

Al principio, estos movimientos serán involuntarios, pero poco a poco el niño los controlará y podrá ejecutar órdenes de movimiento. Este desarrollo se conoce como patrones básicos de movimiento. Son éstos los que van a permitir que posteriormente se produzcan otros mucho más complejos, dando paso una maduración adecuada a cada etapa del desarrollo.

En resumen la actividad motora se produce de forma paralela al desarrollo cognitivo, por ende, se ayudan y complementan entre sí.

Favoreciendo el desplazamiento y el gateo

Cerca de los 6 a 9 meses se produce el gateo, un hito en el desarrollo motor y sin duda el primer paso en la independencia y autonomía del niño.

En este momento y con este nuevo desplazamiento el niño ya no dependerá de sus movimientos involuntarios de supervivencia o de la ayuda externa de un adulto. Ahora, su capacidad de exploración y de aprendizaje se verá incrementada, también sus habilidades visuales, ya que la percepción del mundo que le rodea, cambia de perspectiva.

Beneficios del desplazamiento y el gateo:

  1. Cuando el niño gatea, sus músculos se tonifican, lo cual le va a permitir tonificar la columna. Esto le ayudará a mantenerse erguido cuando se ponga de pie en la siguiente etapa.
  2. Promueve una mayor confianza en los bebés, puesto que ya pueden realizar acciones por sí mismos
  3. El gatear coordina ambos hemisferios cerebrales, el que se encarga del lado derecho y el que se encarga del izquierdo.
  4. Por medio del desplazamiento, los niños desarrollan su capacidad de comunicación al explorar e interactuar con su mundo.

Cómo favorecer y apoyar este hito del desplazamiento

  1. Incluso antes de que comience a gatear, puedes trabajar su musculatura de las piernas de la siguiente manera: con el niño tumbado boca arriba, poner nuestra palma de la mano apoyada en la planta del pie de una de sus piernas, y, sin hacer mucha fuerza, empujar hacia delante para que flexione la rodilla. El bebé intentará hacer fuerza para estirar la pierna, por lo que se puede jugar haciendo más y menos fuerza para que ejercite los músculos de la pierna. Después se debe realizar con la otra pierna. Y, por último, con las dos piernas a la vez.
  2. Cuando el bebé sea capaz de sujetar bien su cabeza, puedes ponerlo boca abajo un poco todos los días. De esta forma se acostumbrará al arrastre (etapa previa que prepara el gateo). Le puedes poner objetos delante para que lo motive a desplazarse. Cuando esté boca abajo, le pones las manos en las plantas de los pies para que haga fuerza y se empuje.
  3. Es clave que el bebé tenga libertad de movimiento en el suelo, sobre una manta o alfombra especial para que ejercite sus movimientos.
  4. Cuando tu hijo tenga fuerza en las piernas, puedes trabajar la postura boca abajo, como lo hiciste con el arrastre, pero con la guatita ya elevada (se puede usar una manta pequeña o toalla que pase por debajo de su estómago, de forma que le sujetemos desde arriba por los extremos y esté elevado/a), de forma que cuando esté boca abajo le ayudemos a mantener la postura y pueda apoyar sólo manos y rodillas.

Ante cualquier duda en el del desarrollo neuropsicomotor y de desplazamiento de tu hijo, recuerda comentarlo con su pediatra.

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