Muchas mamás y papás se preguntan cómo pueden lograr que sus niños formen el nuevo hábito de quedarse dormidos en su nueva cama de “grandes” sin que sea un gran tema cada noche. En este post esperamos darte consejos para lograrlo y hacer de esta una linda transición.
¿A qué edad ocurre? No existe una edad “exacta” en la que los niños están listos para este cambio. Sino más bien un conjunto de conductas que te dirán que ya está preparado. ¡Revisémoslas!
Así es cómo puedes lograr que tu hijo tenga una transición exitosa de la cuna a la cama de “grande”
- Antes de hacer la transición, asegúrate de que tu hijo tenga una rutina regular para acostarse. Luego sigue esa rutina exacta cuando se mude a su nueva cama.
- Háblale cómo sus amigos o primos ya duermen en camas para “niños grandes”. Haz que se emocione antes de conseguir la cama nueva.
- No inicies la transición desde la cuna mientras está dejando los pañales o si te has mudado a una nueva casa. Puede parecer más fácil no mover la cuna, pero eso es más cambio de lo que la mayoría de la gente pequeña puede manejar de una vez, y descubrirá que simplemente no vale la pena.
- Si estás mudando a tu hijo para dejar espacio en la cuna para un nuevo hermano, asegúrate de que la transición ocurra unos tres meses antes de que nazca el nuevo bebé.
- En lo posible, deja que tu hijo elija su cama de grande
- Antes de la gran noche, representa la escena con animales de peluche. Tu niño estará feliz de ver cómo sus animales de peluche se duermen tranquilamente.
- La gran noche, inicia la hora de acostarse una hora antes de lo habitual. Explícale a tu hijo que va a dormir en la gran cama esta noche. Siga la rutina normal de acostarse.
- Si comienza a levantarse, dile “Es hora de acostarse, debes quedarte en la cama”. Acércate para poder mantenerlo en la cama con cuidado si comienza a levantarse. Mantén la calma, el respeto y la empatía, como en “Es un gran cambio, dormir en tu nueva cama”. Pronto te acostumbrarás “. Pero no lo dejes salir de la cama. No quieres que desarrolle ese hábito y todos los días tener que obligarlo a acostarse nuevamente.
- Si a tu hijo le cuesta mucho dormirse noche tras noche puede ser porque está “sobre cansado” y por eso más agitado. Intenta dormirlo más temprano.
¡Ahora, a descansar!