Los hábitos alimenticios se van formando desde que los niños son pequeños y para que estos sean saludables es importante que se construya una relación sana con la comida.
Por esta razón, la comida nunca debe ser un premio ni un castigo, debe ser un hábito esencial que no dependa de otras acciones, sin tener un valor o una negatividad asociada a su consumo.
Estas son las razones de por qué la comida no debe ser premio o castigo
- Relación entre emoción y comida: esta se va formando desde la más temprana niñez y si se carga de negatividad puede afectar la visión que el niño tiene de la comida, cuando esta debe ser algo natural que esté asociado a fortaleza y nutrición.
- La restricción invita al exceso: cuando se le niega algo a un niño, es probable que este desee con mayor intensidad lo que le es negado, por lo que si se le castiga negándole comida puede desarrollar en un futuro una relación que le llame a comer en exceso.
- Relación comida con premio: el premiar buenos comportamientos con comida, como dulces, provocaría que el niño relacione la comida con cariño y atención. Si esto sucede es probable que en el futuro la persona recurra a la comida para sentirse valorado cuando se sienta triste o angustiado.
- Premio con comida procesada o dulces: si se premia al niño con comida “chatarra” él generará una asociación positiva entre alimentos poco saludables y buen comportamiento, por lo que buscará satisfacción a través del consumo de esta.
Otras formas de premio o castigo:
Puedes buscar otras formas de reconocer a tu hijo, formas que también pueden ayudar a mejorar la relación en familia y a generar asociaciones positivas con distintas actividades, como el salir a pasear, andar en bicicleta o algún momento familiar que pueda funcionar como premio.