No sólo son ricas, dulces y frescas, sino que también altamente antioxidantes. La frutilla es una exquisita alternativa para la colación de nuestros niños, sobre todo en esta época donde empiezan a aparecer más dulces y sabrosas. Sus componentes nutricionales, ayudan principalmente a evitar la oxidación de las lipoproteínas y la dañina acumulación de depósito de grasa en las arterias, razón por la cual enseñar a nuestros niños a comerlas se transforma un gran beneficio para su salud.
Se recomienda incluirlas en la minuta alimenticia, desde el primer año de vida sin pepitas y filtradas (coladas), de esta manera serán mejor recibidas y aceptadas transformando su consumo en un hábito de alimentación saludable.
Los nutrientes más importantes de la frutilla son:
La vitamina C, el ácido fólico, potasio y el hierro. Además son buena fuente de fibra, y su consumo regular nos entrega los siguientes beneficios:
– Disminuye la absorción de colesterol de la dieta y su depósito en arterias
– Prevención de enfermedades infecciosas
– Síntesis de colágeno y cicatrización de heridas
– Prevención de anemia
– Prevenir el estreñimiento
– Facilitar la trasmisión de señales a través del sistema nervioso
– Facilita la mantención de la presión arterial normal
Aquí te dejamos los principales formatos de consumo en casa y los principales beneficios de cada uno:
- Frescas: En este formato es muy importante lavarlas bien y sanitizarlas debido a que crecen a ras de suelo. Combinan bien con la manzana, con el jugo de naranja, con los cereales y con el yogurt.
- Batidos: Se prepara triturándolas junto con jugo de naranja, leche descremada o yogurt.
- Mermeladas o compota: Conservan casi todos los nutrientes y principios activos de las frutillas frescas, aunque pierden la vitamina C, de esta forma podemos consumirla fuera de temporada de cosecha, prefiriendo siempre las alternativas bajas en azúcar o consumiéndolas con moderación.
- Congeladas: Son cada vez más populares; ya que de este modo se encuentran disponibles todo el año y prácticamente en todas partes. Congeladas, conservan mejor sus nutrientes en comparación con el formato mermelada, y no necesitan de la adición de azúcar para su conservación.