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¿Qué es la gratitud en niños y por qué se la debemos enseñar?

¡Este año más que nunca debemos dar gracias! Y enseñar a los niños qué es el valor de la gratitud. Partamos por lo esencial, aprendiendo qué es.

¿Qué es la gratitud?

La gratitud puede definirse como un sentimiento de aprecio y valoración por las acciones que otros hacen a favor nuestro.

Entonces, si pensamos en qué valores son estructurales a la hora de educar a niños, el de la gratitud fácilmente puede ocupar el primer lugar.

El aprender a dar las gracias o agradecer entrega bienestar y reconocimiento a los niños. Como todos los demás valores, se enseña a dar las gracias con el ejemplo, modelando para los niños nuestras propias acciones de agradecer.

En resumen: padres agradecidos y considerados favorecen que sus hijos también lo sean.

Ahora, si bien se puede favorecer que los niños aprendan a decir “por favor” y “gracias” con sentido desde que son muy pequeños, incluso antes del año.

La verdadera gratitud y la genuina generosidad toman tiempo en integrarse como parte de la personalidad.

Un niño que sabe -y le nace- dar las gracias suele ser:

  • Más paciente y tolerante con los otros niños y adultos que le rodea.
  • Altruista, bondadoso y empático con sus semejantes.
  • Más generoso, lo que se traduce en mejores habilidades de relación.
  • Optimista y positivo.

Diversos estudios han comprobado que el agradecimiento protege contra el estrés, fortalece la estima propia y fomenta el éxito personal y profesional.

Algunos consejos para enseñar dar las gracias:

A partir de los 2 ó 3 años:

Los niños ya tienen un concepto más amplio de la gratitud, por lo que se puede aprovechar este período para enseñarles que el acto de agradecer es gratuito.
Al agradecer no debemos esperar nada a cambio.

Ejemplo de padres y educadoras:

El ejemplo, tanto de los padres como de los educadores, es fundamental la hora de inculcar este valor a los niños.

Gestos de gracias:

Es importante que los niños aprendan a dar las gracias no solo por lo material, sino también los gestos, las vivencias y tiempos compartidos.
Por ejemplo, que les preparen el desayuno o compartan un tiempo en la plaza. Enseñar a un niño a ser agradecido puede ser tanto por medio de palabras como de detalles, gestos, sonrisas, etcétera.

Finalmente, día a día enseñarles a valorar todo lo que tienen. Desde su familia, a su almuerzo o sábanas limpias.

¿Cómo le inculcas tú este importante valor a tus hijos?

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