La neurociencia ha experimentado sorprendentes avances en los últimos años, que nos han llevado a múltiples cuestionamientos o nueromitos; utilizando, entre otras cosas, este conocimiento para crear nuevos métodos de aprendizaje.
La neurociencia tiene un lenguaje complejo y difícil de interpretar , el cual ha generado una serie de malinterpretaciones científicas que con el tiempo se han propagado.
Los neuromitos en educación generan un gran problema porque los educadores, especialistas en educación, se sienten motivados a poner en práctica lo que han escuchado o leído en los medios populares, existiendo el peligro de que adopten con facilidad estas estrategias, justificando prácticas y métodos no evaluados científicamente.
Es por esto que resulta vital, conocer y derribar los neuromitos en educación.
Los neuromitos: 3 falsas verdades en Educación
Los primeros cinco años de vida son los únicos determinantes
Si bien los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo de las habilidades cognitivas y motoras, esto no significa que a medida que se crece no existan otros momentos claves para el aprendizaje.
Existen los periodos críticos —como los primeros 5 años o alrededor de los 25— donde hay un aumento de neuronas, por lo tanto el humano tiene más posibilidades de hacer más ‘rutas’ de neuronas, que son las que originan el aprendizaje”.
El cerebro es distinto dependiendo del género
Si bien existen diferencias neuroquímicas entre los cerebros masculino y femenino, estas no son intelectuales. Tanto niños y niñas tienen la misma capacidad para aprender. Es por esto que se vuelve fundamental que los docentes y profesionales de la educación abandonemos los prejuicios y potenciemos a nuestros estudiantes por igual.
El aprendizaje es un proceso racional, lejano a las emociones
Toda la información que llega a través de los sentidos pasa por la amígdala —conocida como el centro de las emociones— por lo cual es imposible escindir el aprendizaje del aspecto emocional.
La evidencia muestra que aquellas innovaciones educativas que ponen al centro el vínculo, el aprendizaje colaborativo, la empatía y la curiosidad son aquellas que impactan con mayor fuerza el aprendizaje de niños, niñas y adolescentes.
La emoción nos mueve a buscar soluciones, nos permite determinar y tomar decisiones. Sin emoción, no hay capacidad de aprender, no hay curiosidad, no hay atención, no hay aprendizaje, no hay memoria”, comenta Michelle Olguí, psicopedagoga y jefa de Proyecto de Educación 2020.