Si hay algo que caracteriza a los más pequeños es la inocencia y la libertad con que viven; lo malo es que muchas veces sus hábitos de higiene se ven comprometidos por su falta de conciencia al respecto. No obstante, existen algunas conductas que pueden contribuir a mejorar su limpieza.
Un primer aspecto importante de considerar a la hora de educar sobre este tema, es el interés de los niños por la entretención, que es lo que más los motiva. Por eso cualquier tipo de enseñanza debe ir acompañada de actividades lúdicas. Algo que puede apoyar este tipo de formación es la presencia de los padres en el proceso, pues los niños aprenden por imitación. El objetivo acá debe ser la paulatina creación de un hábito.
Lo segundo a tener presente es a qué edad es necesario fomentar un mayor grado de conciencia y responsabilidad respecto a la higiene. Según la revista Ser Padres, a los dos años es una buena edad para empezar a inculcar este tipo de conductas en los menores. Será necesario explicar las razones detrás de cada hábito de limpieza, aunque no entiendan el significado de los conceptos más complejos.
¿Qué cuidados son esenciales para los niños?
– Lavarse las manos:
Los más pequeños juegan con casi todo lo que encuentran en su camino. Muchos de esos objetos pasan por el suelo, las alfombras, las mascotas o algunos exteriores, como patios o parques. En esta travesía, la mayoría de ellos se expone a ácaros y bacterias que pueden causar ciertas enfermedades. Por esto, es recomendable enseñar a los niños a lavarse las manos. Especialmente al finalizar sus juegos, después de ir al baño o antes de comer. Por supuesto, deben evitar tocarse la cara sin haberlo hecho, ya que es en ella donde encontramos más puertas de entrada para los microbios.
– Cepillarse los dientes:
las actividades como el cepillado de dientes al menos 3 veces al día, son esenciales para evitar enfermedades bucales en sus primeros años. Este hábito debe enseñarse de modo tal que interiorice la importancia de la higiene dental. Cepillarse los dientes junto a los hijos es una excelente alternativa, ya que además de educar, se demuestra la importancia que esta práctica tiene para el padre, generando un ejemplo positivo y fortaleciendo la unión padre-hijo.
– Baño corporal:
Éste es uno de los puntos más complicados. El frío que produce en los niños o a las molestias que genera la falta de costumbre al agua. Independiente de que sus baños se realicen en lavatorios o tinas – según la edad – debemos procurar que esta conducta sea entretenida y no se dé en un contexto de tensión. Las tinas coloridas y con forma de personajes infantiles suelen ser más amigables para ellos. Los juguetes aptos para el agua también facilitan la tarea. Enseñarles a enjabonarse puede ayudarles a conocer mejor su cuerpo y ser conscientes de por qué sus distintas zonas requieren limpieza.
– La hora de ir al baño:
Es quizás uno de los momentos más complicados para padres primerizos. Y es que claro, el afán de no provocar daño en áreas delicadas, puede generar más de un dolor de cabeza. Es importante tener una buena comunicación con los niños. Comentando las diferencias existentes en la anatomía de ambos sexos y por qué estas zonas deben ser tratadas con sumo cuidado. Todo, en un lenguaje comprensible para ellos e instruyéndoles en cómo limpiarlas adecuadamente, sin lastimarse ni generar infecciones.
“En el momento del baño la protección y precaución del adulto es esencial, antes de comenzar con este ritual procura tomar todas las medidas que sean necesarias, para evitar perder de vista a tú hijo en algún momento. Antes de llevar a tú hijo al baño es importante llevar todo lo necesario para cumplir con este proceso; juguetes, toallas y shampoo. Además de verificar la temperatura del agua, la cual debe ser adecuada para no dañar la piel del niño. Se recomienda a la temperatura corporal, es decir, entre los 35 y los 37 grados. Con el niño dentro de la bañera, tú atención debe ser exclusiva; tú hijo nunca puede quedar solo en la bañera. A pesar de contar con asientos especiales de baño de bebé, SIEMPRE debes estar atento a sus movimientos. Finalmente en periodos de invierno es recomendable tener la pieza del niño temperada para que no se produzcan grandes cambios de temperatura”
– Cortar y limpiar sus uñas:
además de enseñarles la importancia de lavar sus manos periódicamente, es fundamental instarlos a mantener sus uñas cortas y limpias. Recuerda que en ellas se almacena gran cantidad de microorganismos (bacterias y virus) que pueden generar diversas afecciones. Mantenerlas de un largo adecuado también evitará que se lastimen o encarnen, en el caso de los pies. Es bueno tener presente que mientras más cortas estén, menos partículas infecciosas transportarán.