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Educando en un mundo diverso: ¿Cómo abordar este tema con los niños según su edad?

Cada día son más los extranjeros que llegan a enriquecer nuestra cultura y tradiciones sociales, según datos de febrero de 2019, son más de 1.251.225 los inmigrantes que hoy viven en nuestro país. Es un hecho que los niños tienen compañeros de otros países y razas, por lo que es fundamental fomentar la diversidad y potenciar la sana convivencia entre ellos.

¿Qué debería saber un niño preescolar sobre el tema?

Los niños a esta edad aún son muy pequeños se limitan a advertir las diferencias físicas, y lo hacen con la inocencia propia de un niño, que sólo describe lo que ve, sin juicios de valor. En la medida de que esto vaya generando curiosidad en ellos, al igual que otros temas que hacen referencia a la inclusión, es una buena idea empezar a hablarle a los niños acerca de la diversidad siempre dándoles respuestas.

Una buena idea para explicar este tema, por ejemplo, es mostrarles las banderas de los distintos países y contarles cuales son los que están más presentes en su ciudad. A través de algún cuento o historia, explicarles sobre sus costumbres, idioma, gustos, comidas y tradiciones, entre otros.

Aquí les dejamos un cuento que pueden leer con sus niños y que toca este tema de manera explicativa, pensando en los más pequeños. Es una historia que nos enseña a través del respeto y el amor, que es posible superar aquellas características que nos hacen sentir diferentes. “Hugo usa gafas rojas”, lo pueden ver en este link.

¿Qué deberían saber los niños más grandes sobre el tema? – Responde con naturalidad cuando te pregunten sobre la diversidad

  1. Explicar que somos distintos: es bueno que ellos comprendan que nuestro entorno incluye personas de diferentes razas, culturas, etnias y religiones, es por esto que debemos hablar de estas diferencias, haciéndolos entender que son necesarias, amigables y respetadas, sea cual sea. Si se te hace difícil este tema trata de graficarlas, partiendo por algo tan simple como el pelo crespo y el pelo liso, que son distintos y que está todo bien con eso.
  2. No enfaticemos: aunque está bien hablar de las diferencias, tampoco hay que darle tanta importancia. La conversación siempre tiene que estar en un nivel sencillo y sin complejidades, son niños, no tienen la menor idea de toda la carga histórica que tiene la lucha racial.
  3. Siempre tener ojo con lo que decimos: nuestros niños son una esponja, absorben todo lo que decimos, si ellos llegan haciendo “malos comentarios” al jardín o colegio, debemos hacernos cargo inmediatamente de ese tema, explicándole que no es sano hacer sentir inferiores a las otras personas, que ningún color de piel es mejor que otro y que debemos respetarnos. Enseñar a nuestros hijos a llamar a las personas por su nombre, sin ponerle adjetivos descalificadores que hacen referencia a características físicamente diferentes.
  4. Responder a las preguntas con naturalidad: si nos preguntan por qué su compañera de curso es de otro color, explicarles que simplemente todos tenemos un color de piel diferente, lo que no nos hace mejor ni peor que otros. También podemos dibujarnos e incentivarlos a que ellos mismos se dibujen; así entenderán de manera más simple que un niño es rubio, que el otro tiene el pelo negro, que el otro tiene los ojos más rasgados, y así, son todos distintos, pero iguales a la vez. Si la mamá tiene la piel de un color y el hijo de otro, también es bueno llevarlos al campo de la normalidad, explicándole que aunque son familia, no necesariamente son iguales.

Promover la diversidad desde niños fomenta la igualdad, el respeto y la educación, pilares fundamentales para educar a niños que serán adultos sensatos, generosos y respetuosos con ellos mismos, sus familias y su comunidad.

 

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