Si pudieras escoger tu juego favorito de la infancia ¿Qué juego escogerías?
Probablemente recordaste a qué jugabas, con quién y tal vez te trajo recuerdos y emociones que generan agrado. Son justamente estas sensaciones las que debemos incentivar durante una jornada en un espacio educativo.
Para conectar con los intereses de niñas y niños, y provocar emociones agradables desde el contexto educativo, quienes compartimos con ellos debemos tener presente consideraciones en relación a cómo involucrarnos en el juego, qué decir y cómo promover aprendizajes.
En Vitamina proponemos momentos iniciados por niñas y niños y otros iniciados por los adultos, dando espacio tanto a la actividad lúdica, a través de los distintos descubrir; como al juego en sí mismo, a través de periodos de libre elección, trabajo en áreas y periodos al aire libre.
Al enmarcarnos en aquellos momentos que promueven el juego, surgen preguntas como ¿qué hago?, ¿cómo participo de este juego?, ¿cómo potencio aprendizajes aquí?, ¿qué rol cumplo en este momento?
Desde nuestro planteamiento educativo la clave está en observar, escuchar y sobre todo involucrarnos como compañeros cuando nos permiten jugar a aquello que a niñas y niños les interesa jugar
¿Por qué involucrarnos sólo cuando ellos nos lo permiten?
Simple, imagina que en medio de un trabajo muy complejo, llega tu compañero, toma tus apuntes y comienza a ayudarte a hacer tu trabajo tomando tu teclado y comenzando a redactar sin que siquiera hayas pedido su presencia ¿extraño no? El respeto por lo que niñas y niños hacen al jugar es fundamental, pues si nos parece ilógico el ejemplo, es igualmente ilógico llegar a interrumpir el juego abruptamente sin ser invitado.
Conectar con sus intereses responde al respeto, a escuchar, a prestarle atención a aquello que les importa para luego proponer espacios, experiencias y materiales que les permitan ir un paso más allá, responde a incentivar aún más esa curiosidad que nos dan a conocer jugando, a participar en la medida que ellos permitan hacerlo, a estar realmente presente y conectado con ellos, a experimentar con ojos de niño, así como también a observar el juego y cómo éste va cambiando en el tiempo para seguir este desafío educativo de manera permanente.