Uno de los grandes desafíos de la vida de madres y padres, es conocer a sus hijos: saber qué les gusta, qué les divierte, qué los hace reír, pero también qué los hace llorar. Pero ¿qué pasa realmente en los más pequeños de la casa cuando lloran?
Según la película de Disney “Intensamente”, las emociones juegan un papel muy importante en la vida de los seres humanos ya que representan los distintos procesos de adaptación a los cuales las personas se ven enfrentados. Se lee sencillo y entretenido, ¿cierto? Pero la verdad es que en la vida real es más complejo.
¿Por qué suelen llorar los niños?
Los pequeños suelen llorar por distintos motivos: pueden estar asustados, frustrados, abrumados, tristes o simplemente necesitan atención. Los adultos muchas veces tienden a minimizar o ignorar el llanto de los niños, pensando que exageran o bien que deben “superar” esa situación. No obstante, se hace necesario recordar que el llanto es una forma natural de expresión de las emociones y por lo tanto, es imposible negarle a un niño la oportunidad de expresarse. Con el pasar del tiempo, los más chicos de la casa aprenden a expresar sentimientos de frustración, ira o confusión sin llorar pero es un proceso normal y natural. Cuando desarrollan más destrezas para resolver y enfrentar esas situaciones, lloran con menor frecuencia.
¿Qué pasa si la situación de llanto se maneja mal? Es posible que pueda traerles consecuencias a largo plazo. El llanto es el lenguaje universal de los niños, por lo tanto cuando se pasa por alto por considerar “estar malcriando” solo generará inseguridad y falta de confianza por parte del adulto. Cuando el momento de llanto y estrés es atendido en un corto tiempo, el niño regresa a su estado de reposo y recupera la calma. Por el contrario, si sus emociones son ignoradas, es posible que se ocasionen consecuencias graves en su salud ya que a nivel sensorial, el cuerpo interpreta que por más que pida ayuda, no la tendrá, produciéndose cortisol en exceso y comprometiendo la construcción de redes neuronales fuertes que son la base de un desarrollo integral.
Laura Markham, psicóloga infantil, experta en crianza de hijos y autora del libro “Peaceful Parent, Happy Kids”, manifiesta: la validación de las emociones de un niño significa hacerles saber que entendemos cómo se siente, incluso si no es posible revertir la situación.
Esto quiere decir que no es necesario resolver el problema o atender a sus demandas en caso que estén equivocados, pero sí escucharlo y mostrarle que es importante.
¿Qué hacer cuando un niño llora?
En Vitamina la contención es intransable y por ello los equipos educativos cuentan con un “Protocolo de contención” que entrega lineamientos para una respetuosa y sensible contención del llanto en los niños.
Si quieres hacerlo en casa, te recomendamos acompañarlo de la siguiente manera:
- Acercarse al niño con movimientos suaves y delicados, estando a su altura y hablarle en un tono calmado. La perspectiva debe ser de respeto mutuo.
- Validar la emoción: no minimices lo que tu hijo está sintiendo. En su lugar, muestra empatía y valida sus emociones. Algunas palabras pueden hacerlo sentir acompañado, como “Te ves muy triste, es normal sentirse así cuando algo no sale como esperábamos”.
- Escucha lo que intenta decir: esto es primordial, ya que a veces sólo necesitan que los escuchen. Hazlo atentamente y pregúntale más detalles; esto le demostrará que le interesa lo que te cuenta y así entiendes mejor su punto de vista.
- Realizar alguna acción para potenciar la contención: tomarlo en brazos, abrazarlo, cantarle en un tono de voz suave, acariciarlo por la espalda con movimientos circulares, mecerlo en brazos.
- Acompañarlo el tiempo que sea necesario:
Aplícalo en tu día a día y verás cómo ese momento se transforma en uno donde demuestras protección, cariño y seguridad: la base para una buena salud emocional futura.
Fuentes:
https://www.crianzanatural.com/art/laura_markham.html
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5948086/