Es normal que los niños de uno o dos años muerdan o peguen a otros niños. Es justo la edad en que desean hacerse independientes, pero aún no tienen la capacidad de comunicar su enojo ni de controlar del todo sus impulsos.
¿Cuándo actuar ante golpes y mordidas?
Los niños (1-3 años) ya entiende causa-efecto de manera inmediata. Pero no de algo que pasó hace horas, por lo que en estos casos hay que actuar de inmediato.
Desde los 3 años ya manejan mejor el mundo de las emociones y a razonar de mejor manera. Desde esta edad ya podemos dialogar con ellos para buscar soluciones.
¿Qué hacer? Aquí algunos consejos
- No ser indiferente a sus ataques. Si muerde o pega alguien hay que intervenir de inmediato diciendo que esa conducta no está permitida. Es necesario que comprenda que no se debe pegar o morder porque hace daño a los demás y que debe disculparse.
- Ayudar al niño a expresar lo que le pasa con palabras. Si el niño no es capaz de comunicarse con las palabras, podemos hacerlo nosotros por él preguntándole por ejemplo “estás enojado, ¿verdad?” o “Te has molestado porqué no puedes jugar con ese juguete, ¿no?”. Así le haremos saber que le entendemos y le haremos entender cómo se está sintiendo.
- Normalizar el cómo se siente. Debemos ser capaces de hacerle ver que lo que siente no es nada extraño, que todos nos sentimos así alguna vez mediante frases como “yo a veces también me pongo triste o me enojo”.
- Enseñarle que se puede reaccionar diferente cuando algo sale mal. De esta manera el niño entenderá que existen alternativas y a tolerar mejor la frustración.
- No enfadarse o gritar. Si actuamos levantando la voz y mostrando nuestra frustración, lo único que conseguiremos es que el niño entienda que la violencia es la única posibilidad. Recuerda que tú eres su mejor ejemplo.
Estas conductas deberían ir pasando después de los 4 años, cuando ya desarrollan el lenguaje y tienen habilidades en comunicación, de manera que van sustituyendo la conducta agresiva por una conducta más reflexiva y comunicativa.