Es esencial para la crianza de los niños que los padres pongan límites de manera precisa, dejándoles claro cuando no está permitido cierto comportamiento o cuando actúan de manera que pueda ser peligrosa.
El poner límites no solo implica decir que no, si no también es una manera de guiar su comportamiento de manera adecuada, logrando que comprendan reglas y valores importantes para cualquier socialización.
Aprender a decir no
Primero que nada, en las situaciones en que te veas propenso a decir que no debes mantener la calma, no gritar ni exasperarse. Pero a la vez debes ser firme, respetando las normas que tu mismo haz puesto. También es relevante que seas coherente y comprensivo, guiando por el ejemplo y prestando atención a las emociones de tu hijo.
Hay formas de decir que no, sin necesariamente recurrir a la misma palabra. Puedes reformularla para poder expresar el límite de otra manera, siendo claro con lo que no está permitido.
Consejos para decir que no
- Explícales el porqué no está permitido ese comportamiento, pero de manera simple. Permitiéndole racionalizar el porqué ese es un límite que tu pones.
- Intenta dar alternativas u opciones positivas, por ejemplo: en vez de “no rompas el juguete”, puedes decirle “si rompes el juguete ya no podrás jugar con él”. O en vez de decir “no le pegues a tu compañero”, puedes decirle “si le pegas a tu compañero le duele y quizás ya no querrá jugar contigo”.
- Puedes redireccionar su atención a otra cosa, por ejemplo, si está jugando con algo que no debe, puedes guiar su atención a otra actividad.
Cuando y porqué decir que no
A pesar de que a veces es bueno evitar decir que no, hay momentos en que es necesario, como cuando el niño puede correr real peligro, o cuando pasa a llevar los límites personales de otra persona. Eso no significa que no debas explicarle las razones de ese no, pero es importante que también aprenda que es una palabra que se utiliza, y que debe tolerar su frustración ante la negativa.
